Enrique Rojas, catedrático de Psiquiatría y director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas, de Madrid.Sus investigaciones se centran en la ansiedad y la depresión; autor de ensayos sobre sexualidad, crisis conyugal y la voluntad. Libros. ‘Enciclopedia de la sexualidad’, ‘El hombre light’, ‘El amor inteligente’, ‘Cinco consejos para potenciar la inteligencia’...
La juventud ha ganado en solidaridad y sentido de un mundo único, pero ha perdido los valores tradicionales. La familia, el trabajo, la comprensión, el perdón. Ni siquiera el cariño y la ternura son lo que eran. «Los jóvenes varones fingen amor cuando lo que buscan es sólo sexo, mientras que en las mujeres ocurre al revés», afirma el psiquiatra Enrique Rojas (Granada, 1949), que presentó este lunes junto a su hija Isabel Rojas, en el Aula de Cultura de EL CORREO, su último libro ‘Cinco consejos para potenciar la inteligencia’. El acto fue en el salón El Carmen de Indautxu (Bilbao) a las ocho de la noche
– ¿La inteligencia garantiza la felicidad?
– Es uno de los puentes levadizos que llevan al castillo de la felicidad.
– ¿Al castillo de la felicidad...?
– El castillo de la felicidad es encontrarse bien consigo mismo, darse cuenta de que hay una buena relación entre lo que uno ha deseado y lo que ha conseguido.
– Dice usted que los valores humanos desarrollan la inteligencia.
– ¡Efectivamente! A través de la inteligencia auxiliar.
– ¡Cómo! ¿Cuanto más se desarrollan los valores humanos más gana uno en inteligencia...?
– No, no, no. Mi tesis consiste en que hay muchos tipos de inteligencia. La auxiliar es una herramienta concreta que eleva la inteligencia natural. Tiene cinco ingredientes, que son el orden, la constancia, la voluntad, la motivación y la capacidad de observar.
El síndrome SIMON
– Es decir, que un psicópata inteligente bien puede ser feliz.
– ¡Claro! La inteligencia es la capacidad de síntesis, pero también de distinguir lo accesorio de lo fundamental, de captar la complejidad de la realidad. La de un futbolista no es la de un pintor de vanguardia.
– ¿Vivimos, como se dice, una pérdida de valores enorme?
– Se han perdido unos valores humanos y han aparecido otros de recambio. La solidaridad o la visión global de la sociedad no existían hace veinte años. Hemos perdido los valores relativos al contacto humano.
– Por ejemplo...
– Las parejas rotas... Uno de los grandes argumentos de la vida es el amor. El mundo globalizado ha traído que mucha gente, incluso con inteligencia, no utilice bien el amor.
– ¿Qué hacen?
– Hay cuatro productos ‘light’ que se han colado en el corazón de la sociedad y producen grandes destrozos: el hedonismo, el consumismo, la permisividad y el relativismo.
– Ser inteligente no es ser listo.
– No, por supuesto.
– ¿En España hay mucho listo?
– ¡Pues claro!
– Ahondemos en la inteligencia. El sistema educativo prima el desarrollo del conocimiento tradicional: matemáticas, ciencias...
– El sistema educativo de la UE, y de España en particular, tiene muchos errores. No se fomentan los valores humanos, la voluntad y la cultura del esfuerzo, que es lo que yo pongo de mi parte para sacar lo mejor de mí. Eso es educar.
– Un país que se hincha a ver telebasura, ¿es inteligente?
– La telebasura es un fenómeno global. En Londres ahora les encantan los culebrones americanos de 300 capítulos sin mensaje. Por eso es tan importante educar. Un buen padre vale más que mil maestros y una buena madre es la mejor universidad doméstica.
– Así que mucha solidaridad, pero vivimos en un mundo sin valores.
– ¡Pues sí! La sexualidad es un lenguaje del amor comprometido. La pornografía degrada a la persona, la convierte en consumidor de sexo sin afectividad. El ser humano se vuelve animal.
– ¿Por qué dice esto?
– Porque la televisión y las redes sociales están hoy en otra cosa. Más de la mitad de los contenidos que se consumen son pornografía.
El arte del cortejo
– ¿Pero el sexo es bueno... no?
– La sexualidad es una cosa buena siempre que esté enfocada al amor. Comer es muy bueno, pero los romanos se hinchaban y luego vomitaban para seguir comiendo.
– Es que escuchándole...
– El sexo cuerpo a cuerpo degrada a la persona, porque lo mas íntimo que tiene uno es la sexualidad. Si lo das en plan divertido al primero que pasa por la calle, no tiene valor. Es como si me dan una medalla al merito profesional y se la dan a doscientos médicos más. Cuando la relación sexual se hace barata se convierte en un mero intercambio de fluidos.
– Pues es quizás el único placer al alcance de todo el mundo.
– Efectivamente, pero insisto en la importancia de la voluntad.
– Según un informe, cada vez más jóvenes prefieren irse de clubes nocturnos que dedicarse al «cansino arte del cortejo».
– Ocurre en los que padecen el síndrome que yo bauticé de SIMON. Se da en el hombre en torno a los treinta y tantos. Son las siglas de Soltero, Inmaduro, Materialista, Obsesionado por el Trabajo y Narcisista. Ocurre sólo en los varones. Sólo piensan en divertirse y pasarlo bien y tienen terror al compromiso. Hoy hay muchas solteras que buscan un hombre sano, pero no es fácil porque está el síndrome de SIMON.
– La educación sentimental, ¿es un valor a la baja?
– Sí, lo decía el psicólogo estadounidense Daniel Goleman. El hombre maduro es el que sabe mezclar la razón y la afectividad en un buen equilibrio. La creencia tradicional de que los hombres no lloran nos ha traído estos resultados.